El proyecto, fruto del concurso de ideas convocado por Caja de Arquitectos para su nueva sede en Donostia, se estructura por medio de una pantalla que contiene parte del mobiliario y al mismo tiempo actúa a modo de biombo y permite organizar y separar con eficacia y versatilidad los espacios de la Caja.
Los espacios de atención y trabajo se articulan a un lado, mientras los espacios auxiliares y las instalaciones de la oficina se ocultan del público en su trasdós. Esto permite aprovechar la altura total del local, maximizando la entrada de luz y vistas desde el exterior, recuperando la composición arquitectónica de la fachada edificio.